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EL PAPEL DEL GUIONISTA DE “A PIE” EN UNA SERIE DE TELEVISIÓN.

Por David Muñoz.

Por los comentarios que a veces leo en las webs de televisión, me da la impresión de que mucha gente en teoría interesada por el medio no tiene muy claro cuál es exactamente el papel del guionista “de a pie” en las series.

Más de una vez te encuentras con que se carga contra un guionista por cuestiones que no tienen absolutamente que ver con su trabajo, como el casting. Incluso alguien dejó un comentario en mi entrada sobre “La fuga” diciendo algo así como que la serie no habría fracasado sino no nos hubiéramos dedicado a fusilar “Prison Break”, llegando a plagiar hasta sus cortinillas. ¡Como si esa fuera una decisión de los guionistas! Aunque parezca mentira, yo descubrí que la serie tenía esas cortinillas cuando se emitió por televisión (no me había sido posible ver antes el montaje definitivo del primer capítulo). Hablarme a mí de las cortinillas, y responsabilizarme de ellas, aunque sea de forma indirecta, es tan absurdo como echarme la bronca por lo mal colocados que han estado en algún capítulo los cortes a publicidad.

Estoy poniendo unos ejemplos un tanto extremos. Creo que la mayoría de los lectores de Bloguionistas tienen claro que una vez el guión sale de nuestro ordenador ya no tenemos ningún tipo de control sobre él.

Pero lo que sí que me parece que no saben aún muchos de los “Bloglectores” es hasta qué punto puede a llegar a no ser nuestro el guión de una serie que sin embargo firmamos.

A menudo tengo la sensación de que cuando hablo de mis guiones para una serie de televisión que no ha funcionado, sobre todo en alguna clase o en una charla, y lo hago con una cierta distancia, parece que me estoy escaqueando, de que estoy tratando de hacer ver que el fracaso de la serie no ha tenido nada que ver conmigo, que yo solo pasaba por allí.

Y no es ni mucho menos así. Porque me siento igual cuando la serie es un éxito. Por Ej., mi nombre aparece entre los guionistas del primer capítulo de “El Barco”, pero siento tan mío ese episodio como el de cualquier guión de una serie que no haya funcionado.

O sea, siento que es un “poco” mío.  Pero solo un poco.

Lo que no quiere decir que cuando lo he estado escribiendo no lo haya hecho desde la implicación más absoluta. Ya lo dije en algún comentario de mi entrada anterior: soy incapaz de escribir desde la distancia y el cinismo. Pensar solo en lo que voy a cobrar no me sirve como incentivo. Tengo que creérmelo. Tengo que volcarme absolutamente en el material. De otra manera soy incapaz de escribir una sola línea.

Pero de ese primer borrador en el que he invertido tanto esfuerzo y he puesto tanto de mí, suele quedar muy poco cuando por fin se graba el capítulo. O más que “muy poco”, no tanto como a mi me gustaría. Porque lo cierto es que hay de todo. Por Ej. hay varios capítulos de “La fuga” firmados por mí que si son muy parecidos a mi versión del guión. En los que creo que más o menos hay un 60% de escenas (o a lo mejor más) que son muy parecidas a las que yo escribí. Pero también hay otros en los que ha quedado poca cosa “mía” después de que pasaran por él la coordinadora y el productor ejecutivo.

Pero es lo normal. No es algo excepcional. De hecho, tal y como se escriben la mayor parte de las series de televisión, es inevitable.

Jane Espenson dando la cara en la Comic Con de 2011.

En una entrevista reciente en la revista inglesa SFX, la guionista Jane Espenson explica muy bien cómo suele ser el proceso hablando del capítulo que escribió para la serie “Juego de tronos”:

“Me reuní con los creadores de la serie, David Benioff y DB Weiss (…) y hablamos del libro en términos generales, y de qué sección del libro le correspondería a mi guión. (…) Escribí el guión y luego hice una rescritura basada en sus notas. (…) Después de eso, Benioff y Weiss le dieron una vuelta al guión y se hicieron más cambios para ajustarlo a las necesidades de producción. Y entonces, como guionista “freelance”, volví a mi otro trabajo, y el guión pasó a ser grabado, algo en lo que yo no tuve nada que ver. Así que mi contribución fue humilde (…)”.

“Humilde”, esa es la palabra que creo que mejor define la contribución que hacemos la soldadesca del guión a las series en las que trabajamos.

Repasad las declaraciones de Jane Espenson: su guión fue rescrito al menos dos veces desde que ella lo entregó. ¿Cómo no va a considerar “humilde” su aportación?

Pues eso es lo que he sentido yo en todas las series en las que he trabajado. Cosa que creo que no tiene nada que ver con escurrir el bulto o no querer responsabilizarse de las cosas que han salido mal. Y por supuesto no tiene nada que ver con echarse flores que no te corresponden por las que han salido bien. Que en el caso de “La fuga” también me parece que han sido muchas.

Lo malo es que es más fácil aceptar que alguien es humilde cuando habla de un éxito que cuando habla de un fracaso. Pero contra eso poco puedo hacer.

Por supuesto, en la misma entrevista de SFX, Espenson comenta también las series de las que ha sido productora ejecutiva (o sea, jefa). Y de esos proyectos sí que habla con el orgullo de quien sabe que la serie era como era porque era ella quien tomaba las decisiones que le daban forma.

Pero dado que eso es algo que aún no he vivido… pues me resulta difícil hablar así de mi trabajo televisivo. Me produce cierto pudor, para bien y para mal, como he dicho antes. Y como a mí creo que le pasa a muchos otros compañeros.

Solo puedo hablar así de mis cómics, y de algunos de mis guiones para el cine, pero no todos.

Creo que la confusión respecto a nuestra aportación en las series viene provocada por los créditos.

Volviendo al primer episodio de “El barco”, si bien creo que coescribí junto a Iván Escobar, creador de la serie, dos versiones de ese capítulo, dejé Globomedia mucho antes de que se grabara y no llegué a participar en la escritura del guión definitivo. Pero Iván consideró que mi aportación había sido lo suficiente importante como que mi nombre apareciera en los créditos junto al de los guionistas que se incorporaron a la serie tras mi marcha.

Sin embargo, aunque arranqué la escritura de “La fuga” junto a su productor ejecutivo y creador, Nacho Faerna, y estuvimos escribiendo solos un tiempo antes de que se incorporaran otros guionistas, con lo que en los capítulos 1 y 2 hay muchas cosas mías, mi nombre no aparece en los créditos de ninguno de los dos episodios.

¿Por qué?

Pues porque hay dos maneras de decidir quién aparece en créditos:

Hay una, que es la que suele usarse en las series americanas, donde el único nombre que aparece en créditos es el del guionista que escribió la versión original del guión. Cuando ves el nombre de otros guionistas como productores ejecutivos, hay que dar por hecho que han tomado parte en la creación de los argumentos y han rescrito el guión (muchas veces de cabo a rabo) antes de darle el visto bueno y pasárselo a producción.

Ese es más o menos el modelo que usamos en “La fuga” después de acordarlo entre los guionistas.

Los argumentos los “paríamos” entre todos, pero luego un guionista (o un equipo de dos) se llevaba un argumento a casa y escribía con él su versión. Después, si había tiempo, el guionista lo rescribía de acuerdo a las notas de la coordinadora, y si no, ella misma se encargaba de hacer los cambios. Cambios que obedecían a mucha razones: desajustes del guión respecto a otros episodios que se estaban escribiendo al mismo tiempo, necesidades de producción, peticiones de la cadena, etc. O bueno, simplemente porque pensaba que algunas escenas podían dar más de sí. Cualquier guión puede merecer que se le de “una vuelta” a poco que se piense un poco en él. Lo que hay que tener claro es que, aunque tu guión guste mucho, sufrirá cambios. Si no es por una razón, será por otra.

Al final, más de una vez la coordinadora tuvo que rescribirse a última hora algún guión (casi ochenta páginas, nada menos). Y con “última hora” quiero decir la noche anterior.

Eso es otra cosa a tener en cuenta: si eres coordinador o productor ejecutivo, vives para la serie. Te dejas la salud en ella. De verdad, ser coordinador  o productor ejecutivo no es ninguna bicoca. Yo he sido coordinador una vez y doy fe de que el estrés puede llegar a ser insoportable. Mientras que si eres guionista de “a pie” puede que tu contribución sea humilde, pero llegas a casa a una hora razonable. Todo tiene su compensación.

Tampoco quiero decir que nuestro trabajo resulte precisamente fácil. Porque no lo es en absoluto. Escribir para otros es como vivir en una oposición permanente que sabes que tienes muchas posibilidades de suspender por mucho que te esfuerces. Es muy fácil acabar entre medio deprimido y medio atacado. Escribir para uno mismo es mucho, pero mucho más relajado.

Volviendo a los créditos, en “El barco” se usó otro modelo, consistente en incluir a todos aquellos que de alguna u otra manera habían tomado parte en la escritura del guión.

En un caso, los créditos son larguísimos, y en otro cortísimos, pero ninguno ayuda demasiado a saber quién escribió qué si no has formado parte del proceso.

Por eso me hace gracia también que a veces se genere cierto movimiento “fan” alrededor de un guionista de  una serie. Por Ej. cuando Brian K. Vaughan, un guionista de cómic bastante conocido, se incorporó a la serie “Perdidos”, sus episodios despertaron mucho revuelo entre los aficionados al cómic. Pero vete a saber cuánto quedó de Vaughan en los episodios que firmó. Si es que quedó algo. Para leer a Vaughan de verdad lo que hay que leer son sus tebeos, pero si me apuráis, no los que ha escrito para las franquicias superheroicas de DC o Marvel (las series de televisión del mundo del cómic) sino en el sello de DC Vertigo o en la editorial Image, donde tiene proyectos que ha podido controlar casi al 100%.

Las guiones de las series son responsabilidad de los productores ejecutivos y de las cadenas. Cada palabra que se dice en un diálogo está ahí porque la han aprobado ellos, no un guionista.

100% Vaughan.
100% Vaughan.

Claro que esto no solo pasa en el mundo de la televisión. También ocurre en el cine. Fernando Navarro tradujo aquí una entrevista con los guionistas de “Los descendientes”. Por lo que cuentan, parece que de su versión del guión quedó más bien poco en la película. El director le dio “una vuelta”, centrándose en un personaje distinto al que ellos habían elegido como coprotagonista, ampliando una subtrama…. Vamos, escribiendo OTRO guión.

Sin embargo, ahí están ellos en la foto, posando con su Óscar.

Y se lo merecen.

Porque muchas veces el trabajo del guionista no es escribir el guión de rodaje, sino servir de intermediario entre el material de partida y esa versión definitiva que ya no podrá escribir él. Es una especie de “facilitador” del trabajo ajeno.

Por eso es un trabajo que machaca tanto el ego. Alguien, no recuerdo quién (¡lo mismo fue otro Bloguionista!), lo expresó de una forma tan grosera como rotunda*: “ a veces ser guionista es como quedar con una mujer, ponerla caliente y luego ver como se la folla otro”. Y si a alguien le parece machista la cita, que cambie “mujer” por “hombre”. Funciona igual.

Somos los calienta pollas de la palabra.

Visto así, no nos queda otra que ser humildes.

Al fin y al cabo, el orgasmo siempre lo tienen con otros.

*Ahora caigo que debía referirse las relaciones entre guionistas y directores, pero aún así, creo que la metáfora es apropiada.

4 comentarios en «EL PAPEL DEL GUIONISTA DE “A PIE” EN UNA SERIE DE TELEVISIÓN.»

  1. Gracias una vez más por compartir tu experiecia, eres uno de mis dos favoritos de aquí, con diferencia. Por eso al principio me ha decepcionado leer que participaste en ese apestoso y facilón guión inicial de “El Barco”, casi un catálogo de todo lo que se debería intetar evitar en un capítulo inicial, pero entiendo que el ejemplo realmente es muy bueno como tal, como ejemplo de lo que nos quiere transmitir: la escasa relación de las primeras versiones con la definitiva. Estoy seguro que “El barco”, con los guiones iniciales, con otros actores, otros directores y otra productora habría sido una gran serie, no el ejemplo paradigmático de ficción basura que es. Por favor, dime que en tu guión ni siquiera había un barco.

  2. Una realidad frustrante: “Me limito a ir a la deriva hacia algo que siempre se me escapará.”

    No sé cómo se ha llegado a esto, y si siempre ha sido así (soy novel), pero, tal proceder, me parece aberrante. No es de extrañar
    que la ficción española ande dando tumbos; no en vano, un producto tan manoseado, sometido y ultrajado, difícilmente pueda sortear la mediocridad. Sin embargo, tal parece que la aceptación, por parte del colectivo de creadores, es unánime. No hay rebelión. Sólo sencillas protestas que no llevan a nada.

    Albert Camus, escribió: “El rebelde, es el hombre que dice no, pero que hace de la negación no una renuncia, sino un impulso para juzgar y desear: juzgar lo que hay y desear lo que puede haber. El esclavo, en el instante en que rechaza la orden humillante de su superior, rechaza al mismo tiempo el estado de esclavo. El movimiento de rebelión lo lleva más allá de donde estaba en la simple negación.”

    En definitiva: El esclavo se arroja de un golpe al Todo o Nada.

    Saludos cordiales.

  3. “Somos los calientapollas de la palabra.” Me encanta.
    Por cierto, he oído algún caso REAL de gente que TAMBIÉN ha culpado a los guionistas no sólo de los cortes de publicidad, sino también de los cambios de días y de horarios de la serie en la parrilla.

Los comentarios están cerrados.

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