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FIRMAS INVITADAS: LA CULPA DE TODO ES DE MÉDICO DE FAMILIA

EL PROBLEMA DE LOS 70 MINUTOS [1]: LA DURACIÓN SÍ ES IMPORTANTE

Por Manuel Ríos San Martín

¿Cuántas veces hemos debatido los guionistas sobre este tema? ¿Por qué las series en todo el mundo duran 25 minutos (si son sitcoms) o 50 (si son dramas) y en España no? Aquí las series duran “unos 70 minutos”, aun­que ha habido capítulos de Los Serrano o de Mis adorables vecinos que han pasado de la hora y media, lo mismo que un largometraje semanal. Y no son de una duración fija. Las cadenas suelen pagar por 70, pero “si hacéis más, mejor”. Voy a tratar de explicar cómo se llegó a esto y las consecuencias que tiene en los guiones.

M.Ríos1

1. Todo empezó con Médico de familia. (Tres factores que contribuyeron a esta realidad).

– En un principio, la serie se escribió pensando en 60 minutos, y así lo reco­gía la biblia. De hecho, la duración del capítulo 1 emitido fue de 57:52. Y la del 2; 57:41. Sin embargo, el capítulo 26, el último de la segunda temporada ya llegó a 1’09:40, y posteriormente subió todavía más. ¿Qué pasó? La serie fue un éxito, y para que Telecinco pudiera hacer un tercer corte de publicidad necesitaba que durase un poco más de esos 57 minutos iniciales. Las audiencias pasaban de un 40% de share todas las semanas y la cadena, lógicamente, quería rentabilizar su in­versión. Eso provocó el alargamiento paulatino de los guiones. Pero no solo de los guiones. En plató, Luisa Martín (La Juani), Antonio Molero (Hipólito) o el propio Emilio Aragón (Nacho) im­provisaban bien y estiraban con humor los finales de secuen­cia. No fue difícil aumentar la duración, el ritmo aguantaba, la serie era un éxito. La casuística se convirtió en costumbre y, más tarde, en contrato.

– El segundo factor, la audiencia. Se comprobó que el alargamiento de las series no solo no perjudicaba a la audiencia, sino que la mejoraba. La ficción genera mucha fidelidad, y si funciona, nadie deja de verla hasta que el episodio termina. Si se emitían dos series a la vez, el objetivo era que la tuya fuese más larga que la de la competencia para quedarte con su público en los minutos finales.

– La parrilla; bajar los costes. Las televisiones se ahorraban un programa. Las cadenas americanas tradicional­mente ponen primero una sitcom y luego un drama. Las españolas optaron por emitir una única dramedia que ocupaba la misma duración, resultando así más barato. Esto funcionaba bien porque luego entraba un late nigth muy potente, como era en esa época Crónicas Mar­cianas, presentada por Javier Sardá. De esta manera, la programación quedaba empaquetada con solo dos productos, desde las 22.00 horas hasta la madrugada. Cuando los late nights empezaron a bajar de audiencia se vio la posibilidad de que cambiase la estructura, pero eso, por desgracia para los guionistas, no afectó a las series. Se empezaron a emitir programas bisagra a las 22:00 horas, desde Cámara Café hasta El Hormiguero. Y las series se pasaron a las 22:30 con la misma duración.

Como veis, había y sigue habiendo motivos fundados para mantener los 70 minutos, pero nada sale gratis en esta vida…

2. Los perjudicados de esta situación

– El propio concepto. En Globomedia, en los años 90, se contrató a un guionista americano -productor ejecutivo de Martial Law (1998-2000)- para que analizase las ficciones que estábamos grabando y su conclusión fue: “¿por qué hacéis tres series en una? Estáis perdiendo dinero, de Compañeros podríais sacar varias”. Le explicamos el caso español y le pareció muy loco.

Y es que es muy complicado mantener el nivel de cuatro tramas a la semana. En América, al tener que escribir cincuenta minutos, los guiones aguantan con una historia principal muy potente y una segunda mucho más breve, con algo de comedia, o más ligera, como cuando House tiene que pasar consulta obligado por Cuddie. Pero aquí eran necesarias hasta cuatro tramas para conseguir hacer setenta minutos a la semana, veinte más que los ame­ricanos. Además, las cadenas españolas eran pocas y muy generalistas. La 1, Telecinco o Antena 3 luchaban todas por el mismo público, no estaban seg­mentadas y las audiencias medias rondaban los veintitantos puntos de sha­re durante la segunda parte de los años 90. Eso quería decir que había que escribir historias para todos: para los niños, los adolescentes, los adultos y los abuelos. Surge así la multitrama, que consistía en una sucesión rápida de las secuencias de cada una de historias para que el público de diferente edad encontrase la suya, y no le diera tiempo a hacer zapping mientras se desarrollaba las otras que le interesaban menos.

Y, durante varios años, este esquema se convirtió en común en muchas se­ries de éxito como Compañeros, Periodistas, Cuéntame, el inicio del Comisario (se empezó llamando Las calles de San Fernando, con asistenta andaluza y todo)… Y en muchas otras, que fracasaron porque no consiguieron adaptar correctamente el modelo a sus conceptos.

– Los personajes. Escribiendo casi ochenta minutos a la semana es muy difícil ser coherente con los personajes, ya que necesitas que puedan hacer casi cualquier cosa para mante­ner el interés. En U.S.A. se escaleta desde el personaje, desde su conflicto interno, incluso en la televisión generalista (ver Mujeres desesperadas, El Mentalista, The Following [2]). Pero en España prima la narración, cualquier historia capaz de durar más de una hora y cuarto. Sí, se crean personajes, pero se deja más libertad para que puedan un día ser mie­dosos y otro algo más valientes, según precise la trama. No digo que no lo podamos hacer mejor, sólo que es más complicado. El personaje House no habría aguantado 177 capítulos de setenta minutos.

– Esto hace que se descuiden también los conflictos. En muchos casos, se acaban diluyendo. Los propios actores se quejan de esto. Y aunque se intente evitar, se da una cierta infantilización de los contenidos. Se intenta no echar a los más jóvenes con dramas excesivamente adultos. Para mí, este es incluso, el efecto más perverso que se hereda de Médico de familia. Es difícil encontrar series adultas de verdad, con problemas de adultos.

– El tema del capítulo o la tesis [3]. Como decía en el párrafo anterior, en España prima la acción, lo que sucede, los hechos. Es difícil que exista una intención debajo, que haya un tema claro. Volvemos a lo mismo que sucede con los personajes: vivimos tan an­gustiados porque ocurran cosas para mantener entretenido al espectador tantos minutos, que nos despreocupamos del tema, de la tesis, de intentar contar algo más de fondo.

Y todo se ve agravado por la prisa con la que hay que ir escribiendo según se produce. A veces se tardan casi dos años en aprobar el guion del 1 y luego no hay el tiempo suficiente para el resto de la temporada. Esto daría para otro post.

– La venta al extranjero. No hay que explicar mucho más: de las series vendidas, bastantes se han tenido que remontar para adaptarlas a la duración de otros países.

 

3. Qué sucede hoy en día

Es verdad que la audiencia se ha fragmentado un poco, aunque no tanto como podría parecer. Al final, las tres grandes cadenas son bastante generalistas, con sus matices. Incluso a la 1, que es más adulta, le funciona Águila Roja. La Sexta y Cuatro, de momento, no producen ficción. Ni mucho menos las TDTs. Y todavía arrastramos consecuencias derivadas de Médico de Familia: buenas y malas.

En series como Los Serrano, Los Protegidos, El Internado, Águila Roja, El Barco, Toledo, El don de Alba, Doctor Mateo, De repente, los Gómez, Luna, el misterio de Calenda, incluso en la transformación de Familia, hay mucha influencia de los dramedias de los 90. Eso no significa que sean malas series: hay cosas muy interesantes en muchas de ellas. Y poco a poco vamos viendo otras apuestas más arriesgadas, que se agradecen como creativo, como Hispania o Imperium, Punta Escarlata, La Señora, Piratas, Hay alguien ahí, La Fuga, El tiempo entre costuras, Isabel o El corazón del océano, entre otras [4]. Y algunas con buena pinta que están por llegar. Si estas ficciones marcan una tendencia, bienvenida sea.

Pero no podemos olvidar que, aunque las series se hagan más adultas y los conceptos más originales y arriesgados, seguiremos arrastrando muchos de los problemas derivados de los “malditos” 70 minutos.

Hispania-Natxo López


[1] El post está basado libremente en un artículo del libro El guion para series de televisión, publicado por el Instituto de RTVE (2012). https://www.manuelriossanmartin.com/libros/libro-de-como-escribir-guiones

[2] No es que los personajes de The following sean muy ricos, pero sí son coherentes a pesar de ser una serie de acción. Algo similar pasa con El Mentalista, lo importante es el personaje, por encima de los casos concretos que investigue.

[4] Cito sólo series de televisión generalista.

18 comentarios en «FIRMAS INVITADAS: LA CULPA DE TODO ES DE MÉDICO DE FAMILIA»

  1. Pingback: La culpa de todo es de Médico de Familia

  2. Me interesa mucho conocer qué disección haces de “Cuéntame” basándote en todo esto que acabas de contar. Las tramas más infantiles creo que han desaparecido conforme los personajes han crecido y esta última temporada ha sido muy oscura.

    1. Las series evolucionan. Los niños de Cuéntame han crecido y los guionistas han sabido adaptarse con inteligencia. Esta serie debe estudiarse ya como un fenómeno a parte. Pero en origen cumplía los parámetros. Eso sí, muy bien escrita, siempre.

  3. Sobre “Cuéntame”, yo opino que es donde los personajes sobresalen más, donde tienen un caracter más definido y se respeta en los diferentes conflictos.

  4. Lo que me ha sorprendido es que cites a “De repente, los Gómez”. Y en esa serie se da justo lo que dices. Los guionistas queríamos hacer un thriller de una familia de protegidos (de hecho, nuestro título era Protegidos, pero a Telecinco no le gustaba). Después empezaron a entrar opiniones e imposiciones y hubo que meter: niños, adolescentes en ropa interior, desayunos en familia, más comedia, y al final no era ni una cosa ni la otra… de qué os voy a hablar, vamos.

  5. Durante mucho tiempo, cualquiera de nosotros que haya hecho alguna prueba para cualquier serie de ficción ha tenido que bregar con la petición de presentar la escaleta de un capítulo completo de SETENTA MINUTOS con TRAMA PRINCIPAL, TRAMA COMEDIA y TRAMA INFANTIL y/o JUVENIL, dialogando una secuencia de cada una de las tramas. Como prueba no me parece del todo mal, como los trabajos de Hércules, el que lo intenta sin tener claro si va a conseguir superarla o no, merece la pena aunque sólo sea por osado -algo que también es loable desde mi punto de vista- lo peor que puede pasar es que no les guste, pero ese esfuerzo nunca, NUNCA, es baladí para el que lo realiza, ya que aunque el resultado sea un bodrio, seguro que ha aprendido un montón de cosas.
    ¿Qué tiene que ver esto -os preguntaréis- con el tema del post? Pues mucho o nada, según se mire, lo primero es que es muy difícil que salga trabajo con una prueba de ese calibre, en ocasiones porque el resultado no es bueno y en otras -lo sé de buena tinta- porque es imposible leer “cienes y cienes” de escaletas de 70′. En UPA DANCE, por ejemplo, llegaban casi todas las semanas -corríjanme si me equivoco los que allí estuvieron- del orden de 8 a 10 pruebas. En la siempre recordada “7 vidas”, pedían -alguien lo comentó por aquí, creo- un capítulo de Frasier. ¡Ahí es nada! Pero al menos eran de 20 o 25 minutos. Por suerte las cosas están cambiando y con mandar algo que ya tengas hecho o desarrollar la secuencia de una breve trama, con sus diálogos y su canesú, se puede ver si el autor es el perfil de guionista que necesitamos.
    Pero -y aquí volvemos al tema que nos ocupa- la duración de 70′ está tan arraigada en el concepto de ficción que todavía, en algunas productoras, piden como prueba escaletas de capítulos de esa duración.

  6. FE DE ERRATAS: En el comentario anterior me refería a la serie “Un paso adelante”, como UPA DANCE, siendo éste el nombre del grupo musical que se creó a raíz de la serie. Mil perdones por el despiste.

  7. Me pregunto cuanto influirá en el cine español que todos los capítulos de todas las series duren lo mismo que una película.

    Vamos, que claramente influye, pero cuánto, entre tantos otros factores…

  8. Muy buen artículo, pero echo en falta una aproximación histórica al formato citando al menos o a poder ser analizando series previas como La Regenta, Curro Jiménez, Verano Azul…

    Aunque ninguna tuvo el éxito de la de Dani Écija, las series españolas no nacieron con Médico de Familia y me puede la curiosidad por saber más sobre su producción.

    1. Efectivamente, las series empezaron mucho antes. Pero es a raíz de Médico cuando se estandariza el problema de los 70 minutos. Por eso no me remonto a series anteriores. De todas maneras, en el libro que cito en el artículo, El guión para series de televisión, se hace una introducción histórica que podría resultarte interesante.

  9. Como espectador, sólo puedo decir que desde años acá, me da una pereza infinita de entrada, sentarme a ver ficción española generalista. Y es, punto por punto, por las razones aquí expuestas.

    Luego pillas cosas hechas de otra forma, como “Qué fue de Jorge Sanz” o “Crematorio” y las disfrutas sin problemas. Series bien pensadas, estructuradas y cerradas. Con sus días de emisión muy definidos.
    Lo sé. Es otra tele, es de pago y no para toda la familia. Pero al menos yo, es la que me veo obligado a pagar y ver, ficción anglosajona aparte.

    Hay una cosa que no entiendo. Si hay series americanas que funcionan de bien aquí con su duración, de todo tipo como comedias (Friends), animación (Los Simpsons), procedimientales (CSI), ciencia ficción (Perdidos), pseudoterror (The Walking Dead), ¿por qué no hacer las cosas así? Aunque tengan que poner dos episodios seguidos como mal menor.
    ¿No costaría lo mismo? ¿No tendrías 80-100 minutos de serie? ¿No rellenas la franja a rellenar? Al menos así la lógica de lo que se cuenta no se altera ¿no?

    Recuerdo el estreno de Doctor Mateo y me dio la impresión que el primer día pegaron dos episodios distintos como si fuese uno solo. A partir de la segunda semana, uno de larga duración, o ese recuerdo tengo. ¿Fue así?

    1. No te equivoques, dos capítulos de 50 minutos nunca costarían lo mismo que uno de 100. Eso sería como creer que un pantalón XXL cuesta lo mismo que dos de la M. Lo que encarece un capítulo no es su duración neta, sino su número de secuencias, personajes y localizaciones, y los capítulos de series españolas se alargan no a base de añadir proporcionalmente secuencias, localizaciones y personajes, sino alargando lo que daría para quizás un capítulo aceptable de 50. Por eso las series americanas en general tienen un ritmo narrativo trepidante, en tanto que las españolas se hacen largas no porque duren mucho (de hecho duran menos que una película), sino porque al estirarlas pierden tensión, se desinflan dramáticamente y se desmadejan estructuralmente.
      Quizás alguien de producción podría explicar esto mejor, con comparaciones y tal.

    2. A malas, ni siquiera creo que el problema sean los 70 minutos (que lo son): es que se producen con unos tiempos (de escritura y de grabación) y unos presupuestos de menos de una hora.

      Por ejemplo, los ingleses hacen series de 90 minutos, como Sherlock, pero hacen tres capítulos al año.

      De todos modos, creo que, mientras los 70 minutos pervivan (que va para largo), los guionistas deberíamos trabajar narrativa y estructuralmente de otro modo. Yo trabajé en Globo, y recuerdo lo que se sorprendían (gratamente) cuando interrelacionaba las tramas y no las trabajaba como entidades aparte.

  10. Gracias por la aclaración, Manuel. Dejaré caer el libro entre mis manos antes de que acabe el verano.

  11. Todo el mundo se queja, y con razón, de lo difícil que es escribir una comedia o un drama de 70 minutos todas las semanas.
    Pero la duda principal que me surge es:¿Por qué seguimos con los 70 minutos? Es una estupidez, sobretodo por el simple hecho de que son las propias cadenas quienes compran series extranjeras que duran 20-50 minutos. Están tirando piedras a sus tejados.

    Personalmente creo que el problema esta en la “infantilización” del público, hay series españolas que parten de premisas con muchas oportunidades, que se van perdiendo por el camino (entiendo que para no incomodar).
    Tampoco entiendo la extraña necesidad de representar a todos los miembros de la sociedad en los personajes, venga o no al caso, para intentar enganchar así al público. “Shameless”,la británica, me engancho tanto que estoy por ver el remake que hicieron en el nuevo continente. Y no es una serie que muestre precisamente a ningún personaje con el que me sienta representado. No sé si es algo que piden o no las cadena televisivas, pero me gustaría que me lo explicaran. ¿Por qué buscar la representación y no la identificación?

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