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MAMÁ, QUIERO SER GUIONISTA

Por Carlos García Miranda.

Fin de curso. Si has acabado el bachillerato seguro que te estás haciendo la gran pregunta: ¿Qué quiero ser de mayor? Vamos a imaginar que la respuestas es guionista; te gusta el cine, te gustan las series de la tele y te gustaría escribir cosas así en el futuro. Pues, como para todo, lo primero es formarse. Aunque, al planteártelo, probablemente se te llene la cabeza de nuevas preguntas: ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por cuánto? Bueno, la primera respuesta es que hay muchas respuestas. Si hablas con gente de la profesión, de cómo llegaron a ser guionistas, lo más probable es que descubras que casi ninguno tomó la misma dirección para conseguirlo. Hay muchos caminos que llevan hasta la writers room, y no todos van en línea recta. En mi caso particular, di bastantes vueltas antes de encontrar la dirección correcta en el mapa. Me perdí porque lo de escribir, aunque era lo que quería hacer desde siempre, lo veía más como un hobby que como una profesión por eso que te dicen cuando acabas el colegio, que hay que estudiar algo que tenga salidas, y que lo mejor es quitarse los pájaros de la cabeza. Bueno, en realidad la culpa no fue de los que me orientaron, sino de mi yo responsable (y miedoso) que me llevó a decidirme por estudiar una carrera con más salidas profesionales: Psicología (mi yo responsable, miedoso y desatinado, lo sé). Pero cinco años después, con el título de licenciado debajo del brazo, seguía con el runrún de la escritura en la cabeza. Aunque se le había sumado otro, el de “quiero empezar a ganar pasta para poder ser independiente e irme de casa, que ya tengo 22 años”. Supermayor, sí… Total, que elegí como prioridad encontrar trabajo de lo que ya había estudiado. Después de un par de curros desempeñados con poco interés, un Master en Psicooncología, un Doctorado (sólo empezado) en Etología y una investigación (también abandonada) titulada “El comportamiento social de los monos capuchinos de Faunia”, decidí que eso no era para mí. Lo sé, lo normal habría sido darse cuenta antes de llegar al momento “observación de monos”.

UNIAUTONOMA

Rastro de mi pasado como etólogo

Total, que decidí girar el volante de mi vida y buscar el camino que me llevaría hasta ser guionista. Recuerdo que ya estábamos como a mitad de curso, y no podía ponerme a estudiar algo en serio hasta el año siguiente. Así que opté por matar la espera con un curso monográfico de la ECAM, de esos que ofertan de vez en cuando. Era de guion de cortometraje, de un par de semanas, y era caro de cojones. Pero, total, como ya no me iba a ir de casa de mis padres, pues decidí invertir. Y gasté bien ese dinero, porque allí tuve la confirmación de mi particular anagnórisis. Estaba en una clase con un grupo de chicos y chicas perdidos (sólo alguien que no sabe que hacer con su vida se apunta a un curso de guion en el mes de marzo por las mañanas), hablando de cine, de tele… inventando historias. Ese curso, que me impartió el guionista Pedro Pablo Picazo, me dio valor para lanzarme a probar algo que me acojonaba. No me refiero solo a las típicas dudas de si uno será capaz o no de escribir, sino a que el mundo del audiovisual estaba a millones de años luz de donde yo vivía antes. De esto hace como diez años, y por aquel entonces no existía Twitter ni otras redes sociales. Los guionistas no tenían cara para mí, no sabía dónde buscarles para descubrir cómo parecerme a ellos. Además, las opciones de formación han aumentado muchísimo en la última década. Ahora hay más escuelas de cine, con una oferta mayor de especialidades. Por ejemplo, puedes estudiar en la Ecam los tres años de guion, si estás seguro de que eso es lo tuyo. Pero si no lo tienes tan claro, hay otra escuela, Septima Ars, que te ofrece estudios anuales de cada especialidad (guion, dirección y montaje), y a los tres años sales con una titulación en Cinematografía. Hay muchas más escuelas, como la TAI, adscrita a la Universidad Rey Juan Carlos, el Instituto del cine o la Escuela de Guion de Madrid. Cada una de ellas tiene un plan de estudios, un profesorado y unos precios que varían. Elegir cuál será la tuya ya es una cosa más personal, pero lo que sí te puedo asegurar es que entre mis compañeros de trabajo he coincidido con exalumnos de todas ellas; eso significa que de esas aulas sale gente que trabaja en el mercado audiovisual.

Otra opción es la de estudiar el grado en Comunicación Audiovisual en la universidad pública (iba a decir que es una opción más económica, pero ya no). Eso fue lo que hice yo después del curso de la Ecam, en la Carlos III de Madrid. Elegí esa universidad porque decían que estaba más especializada en cine (y luego trabajo sobre todo en tele, pero eso es otro post), Enrique Urbizu, Alejandro Hernández y Ana Díez son parte del equipo docente. La Rey Juan Carlos tiene fama de ser la más televisiva, y la Complutense la más mítica. De las privadas, tiene buena fama la Universidad de Navarra (la cantidad de guionistas navarros que están ahora mismo trabajando en televisión también merece otro post). Otro camino es el del postgrado en Guion, como el de la Rey Juan Carlos y Globomedia, claramente orientado a las ficción de televisión. El de la Carlos III, organizado junto al Sindicato de Guionistas Alma, es para cine y tele. En su próxima edición existe la opción de conseguir el título de Experto, sin necesidad de tener un grado universitario completado para ser admitido.

Vamos, que las posibilidades son muchas, pero puede que te pase lo que a mí, que no lo tengas tan claro, o que prefieras probar con algo más pequeño antes. Por ejemplo, con un curso de iniciación en el que enterarte de qué va esto del guion. Uno como el que casualmente impartiré en la escuela Septima Ars del 30 de junio al 4 de julio, y del que te dejo aquí el link por si quieres echarle un ojo al programa e inscribirte, así, casualmente.

 CURSOVERANO

Elijas el camino que elijas, lo importante es que lo disfrutes. Y para pasárselo bien viajando a veces hay que perderse un poco… Así contado, parece que yo me perdí de más, pero todas esas vueltas fueron experiencias vitales. Y cuantas más tengas de esas, de más cosas podrás escribir, porque ser guionista es escribir de lo que pasa en la vida de los personajes. Quién sabe, igual un día me casco el guion de “Monos capuchinos en la niebla”. Y si no, pues me sirvió para contarlo diez años después en un blog de guionistas a futuros guionistas.

Mucha suerte en tu viaje. Y, vayas donde vayas, tráeme un imán para la nevera.

6 comentarios en «MAMÁ, QUIERO SER GUIONISTA»

  1. Pingback: Mamá, quiero ser guionista

  2. Buen post. Estos siempre motivan a los que andamos perdidos o faltos de opciones, aunque parezca mentira esto de la falta de opciones (en Galicia, nai nai).

    Sin entrar demasiado en el tema personal, yo estoy jodido para entrar en un grado (aún ahora aprobando el acceso para +25) y las privadas son demasiado privadas, económicamente hablando, claro. Siempre tendré la duda de cómo puede ser tan caro. Entiendo que pagar por unos conocimientos no ha de ser barato, pero para un curso de guión el material es prácticamente nulo. En fin, preguntas al azar.

    Gracias por comentar las opciones. Por cierto, ya tienes trabajo? ;)

  3. Nunca se sabe lo que te puede deparar el destino. Yo decidí empezar en esto con un simple curso de iniciación y cuando comprobé que era lo mío no tardé en apuntarme a la Escuela de Guión de Madrid, con Alicia Luna. Eso sí, a distancia… porque no soy de Galicia como el compañero de arriba, pero soy de Asturias y la cosa está igual por aquí.

    Y como decía, la vida da muchas vueltas… en mi caso mientras me formaba en la Escuela de Guión de Madrid me llegó la noticia de que me habían concecido una beca para estudiar guión en Los Ángeles. Jamás me habría imaginado algo así y sin embargo ahí estoy, con compañeros tan peculiares como un veterano de guerra de Vietnam!

    Como bien dice Carlos en su post todos tenemos un camino que recorrer, el caso es disfrutarlo y aprovecharlo.

  4. Un profesor del máster en Guión que acabo de terminar nos dijo que para escribir lo único que necesitábamos era un montón de folios en blanco y varios bolígrafos. Es muy fácil proponerse ser guionista, otra cosa es escribir.
    Me licencié en Periodismo el año pasado y espero no tener que ejercerlo nunca porque pueda ganarme la vida con lo que realmente me gusta. Nunca sabes por dónde te puede llevar la vida y a mí, afortunadamente, parece que me está alejando del camino de las maquetas de periódicos para acercarme a la ficción.
    Yo me propuse ser guionista. Por suerte (o por desgracia), es una profesión que no necesita demasiada formación para ejercerla y con un poco de talento y varios conceptos claros se puede desempeñar. Ahora, no hay que confundir esto con que cualquiera puede ser guionista, ¡qué va! Yo todavía no sé si lo soy.
    Gracias por posts como este :)

Los comentarios están cerrados.

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